29 ago 2012

Nieve en soledad

Sola sin más que su vida,
Dueña de todo y de nada,
piensa, se va.
Velas en la noche fría,
Huellas en la nieve blanca,
ruegan piedad.

La noche mata fracasos,
victoria cada amanecer,
con silencio.
Ella da el último abrazo,
antes de dejarse caer,
lo presencio.

En una caja de cristal,
guardé todos mis recuerdos,
y volverán.
Pasando el punto más crucial,
se oye un grito sin consuelo,
y callará.




Y si la vida te hace llorar, mi amor, busca un refugio en mí. 
Que si estás o si hoy te vas, sepas que yo sigo aquí.

23 ago 2012

VOS



...me estás haciendo la vida 
imposible en el colegio. 

Algún día...


Algún día...

jajajajajajajaja a quién quiero engañar.

22 ago 2012

Será posible...

¡BASTA MARA!

¡Hasta acá llegaste!

20 ago 2012

Twisted every way... what answer can I give? 
Am I to risk my life to win the chance to live? 

Can I betray the man who
once inspired my voice? 

Do I become his prey? 
Do I have any choice? 

He kills without a thought! 
He murders all that's good!

I know I can't refuse, and yet, I wish I could... 

Oh God!

If I agree what horrors wait for me in this... 

the Phantom's opera.

18 ago 2012

Si te digo que quiero estar sola, lo mejor es dejarme.
Si te digo que no quiero hablar de algún tema, no me insistas, de verdad no quiero hacerlo.
Si te digo que te amo, o que te extraño, creeme.
Si me trago mi orgullo y te pido perdón, es porque realmente me arrepiento.
Aunque me digas "linda" un millón de veces, muy difícilmente te crea.
Si te digo "Ah, ok.", por chat más que nada, preocupate.
Si en algún momento te prometí estar siempre, aunque no te haya visto en años, puedo asegurarte que sigo ahí.
Si a veces no hablo mucho, no es que esté enojada, ni ofendida, ni nada. Es que simplemente, no tengo nada para decir. A veces simplemente soy así, callada.
Me hago la fuerte, pero suelo estar hecha de cristal.
Trato de verle el lado bueno a todo lo malo que me pasa, y sonrío aunque las cosas se pongan difíciles.
Si bajo la mirada, sonrío y digo "estoy bien", no, no me creas, no lo estoy.

17 ago 2012

Día 223

"Yo bajo mi paraguas rojo en plena Buenos Aires. De noche. Sola. Llovía, más bien, chubaba, como diría mi hermana. Típica noche porteña que me hace reflexionar y me vuelve algo filósofa. Gente que iba y venía, miles de almas concentradas solo en sus problemas, sin detenerse ni un segundo a pensar, a preguntarse, o siquiera considerar... qué hacían ahí. Un suspiro, se convirtió en vapor blanco ante mis ojos, y desapareció. Crucé al lado del Obelisco, imponente como siempre, y bellísimo bajo la lluvia. Ay, Buenos Aires, sonaba un tango distinto en cada lugar. Los años pasan, mas no pierde su esencia. Llevaba puesto traje y tacos negros. Malboro en mano. Y colgado de un hombro, mi violín. Moría de frío, y lloraba, como siempre bajo la lluvia, porque así nadie se daría cuenta de que lo hacía. Fue entonces, cuando retomando mis pensamientos, pude darme cuenta de que, realmente, nunca te lo ves venir, jamás se sabe cuando vas a estar en una posición de debate... de dolor... de impotencia, que te lleve directamente a la nada misma, o a la locura en sí. A mí, me llevó a ambas, a la locura principalmente. Después de todo, creo que la locura es lo único que explicaba mi situación en ese momento.
Dos, tres, cuatro pasos más y llegué. Terminé el cigarrillo, y entré. Casi parecía un sueño, ¿qué hacía ahí? ¿qué hacía entrando al teatro y no como público? ¿qué hacía debajo del escenario? Saludé a mis colegas, los nervios se notaban en sus caras, sus movimientos, sus expresiones. El director, bueno, el director estresado e histérico como siempre lo estaba antes de tocar. Dejé en un costado mi paraguas, empapado. Fui a mi lugar, y ¡oh casualidad! Una rosa... con una nota que no tenía ganas de leer, más que nada porque ya sabía lo que tenía escrito. Guardé la rosa en un costado, y comencé a afinar. De a poquito, se llenaba la sala. Veía como los chicos se acercaban y desde arriba miraban mi violín como algo extrañísimo. Yo jugaba con ellos, hacía sonidos raros con el violín, y les sonreía. Las risas de esos nenes escuchando mi instrumento era un alivio para el alma, era lo único sincero en ese teatro, hasta que sus padres los buscaban y los llevaban a sus asientos. Y todo el resto, bueno... risas, brindis, cumplidos, que ni ellos mismos se creían
-¡Señorita Martin! Está muy hermosa esta noche. - Me dijo Víctor. ¡Ja! La más maldita de las hipocresías. Asentí fríamente con la cabeza, dándole las gracias, y seguí afinando. Claro, sabiendo lo que sabía, no era de extrañar que él tomara esa actitud; aunque bien en claro tenía él, que yo no estaba interesada en lo más mínimo en la propuesta que me había hecho, pero Víctor es Víctor, caprichoso, insistente, cabeza dura y atrevido como él solo. Aunque nunca consiguió la confianza para tutearme, Dios sabe que le habrán dicho sobre mí, pobre hombre, que tanto respeto me tenía, y al mismo tiempo, tanta intriga le daba. 
Antes de que me diera cuenta, ya estaba el teatro lleno, mis compañeros sentados alrededor mio, cada uno en su mundo con su instrumento. Y el director, que moría de nervios. Repasé cada nota en mi cabeza, le coloqué algo más de resina al violín, y esperé. De a poco, íbamos sintiendo la presión. Podía notar la taquicardia de toda la orquesta con solo mirarlos a los ojos, todos en silencio, esperando la orden del director. La gente se iba callando, las luces de a poco se apagaban, el piano dio el la final para afinar. El teatro ya estaba a oscuras y sólo veíamos nuestras partituras y la cara del director. Sabía que no había vuelta atrás, ése era el momento, nuestro momento. La ansiedad nos carcomía por dentro. Los brazos del director se abrieron, como llamándonos a prestarle atención. Y entonces sí, se abrió el telón..."

13 ago 2012

Hablo
Me arrepiento de lo que digo, callo
Me arrepiento de callar, hablo.

Y así vivo. 

12 ago 2012

-Nunca te lo ves venir, jamás se sabe cuando vas a estar en una posición de debate... de dolor... de impotencia, que te lleve directamente a la nada misma, o a la locura en sí.- 

Día 893

"Le pedi disculpas a Víctor y salí. Afuera llovía intensamente, diluviaba a más no poder, y yo, por primera vez en mi vida, pude dejar de lado cualquier opinión proveniente de las personas presentes en la fiesta, y me quedé bajo la lluvia, acordándome de las vueltas que daba con él bajo tormentas similares a esa. Me acordaba de como peleábamos cada amanecer con mal humor. Recordaba como al llegar a casa odiando a todo el mundo, él, de una forma u otra, lograba llenarme de sonrisas. Y entonces, lloré. Lloré por lo que había perdido por motivos que consideraba estúpidos. Lloré por lo que no supe cuidar. Lloré porque hice lo que prometí jamás hacer. Lloré porque le fallé. Lloré porque me falle. Lloré,  porque nadie podría percatarse de mis lágrimas bajo la lluvia.
En ese momento, no me importaba ni mi peinado, ni mi caro vestido de reina de corazones, ni el antifaz que se desteñía. Ya no me importaba nada de mi mundo, después de todo ¿qué significaba lo que me quedaba sin él?, ya nada valía para mí. Cuando se fue, se llevó todo con él, todo menos la enorme herida que dejó en mi corazón, vacía, sola. Desearía haberme percatado de eso antes.
Cuando pude ver más allá de mis lágrimas, pude ver, que no era la única que lloraba bajo la lluvia. Por supuesto, era él. ¿Quién más que él iba a tener un impulso de ahogar sus pensamientos con la lluvia, al igual que yo? Se sentó en un banco que estaba ahí afuera en el jardín, y yo, tomé valor y me acerqué."

7 ago 2012

- ¡Pero yo canto mejor!
- No según él.
- ¡Pero tengo más experiencia!
- No para él.
- ¡Pero actúo mejor!
- Él no dice lo mismo.
- ¡Pero el papel es para mí!
- Él no vio eso.
- Esto es muy injusto.
- Bienvenida al mundo del arte.

2 ago 2012

Renuncio

Renuncio a todas las responsabilidades sin sentido que tengo y no elegí. Renuncio a que pasen los días y no aprovecharlos. Renuncio a todos los males que me cruzan la cabeza. Renuncio a tener siempre los mismos miedos, los mismos problemas, la misma historia. Renuncio a mi insulsa actitud e inseguridad. Renuncio a la falta de tiempo de todos los días. Renuncio a seguir caminando sola. Renuncio a seguir respirando un mar de humos y malas vibras que me tiran a cada paso que doy. Renuncio a tratar de sentirme completa con vanas cosas que no me hacen feliz. Renuncio a la presión que me impone el examen ingreso y todo lo relacionado a él. Renuncio a todo lo que en el día me borra la sonrisa. Renuncio a tener vergüenza por absolutamente todo. Renuncio a la misma ingenua que fui y sabía que era. Renuncio a seguir sintiéndome vacía cada vez que eligen a alguien más sobre mí. Renuncio a seguir llorando por cosas que ya, a esta altura, no valen la pena. Renuncio a entradas patéticas como esta. Renuncio a esa increíble e inútil capacidad de tratar de buscarle un buen lado a todo, después de tanto, me doy cuenta que sólo es un vano consuelo que me doy antes de dormir, un "todo va a estar bien" que ahora rara vez me creo. Renuncio a seguir remando sola las amistades que casi voluntariamente parecen desaparecer. Renuncio a este mundo y toda la gente en él. Renuncio a los hipócritas y a todas las sonrisas que me dan. Renuncio a sentirme cada vez menos al encontrar más linda que yo a cada mujer que pasa. Renuncio a más noches llorando con ganas de romper el espejo. Renuncio a tener que elegir entre las cosas que amo. Renuncio a un día más sin inspiración para escribir. Renuncio a mi no libertad. Renuncio a mis falsas sonrisas. Renuncio a todas las palabras de aliento que me faltan. Renuncio a todos los hombros que me prometieron estar ahí para llorar y hoy no están. Renuncio a ser la psicóloga y no la amiga. Renuncio ser una decepción más, a ser la incompleta. Renuncio a tu pensamiento y tu mente cerrada.

Renuncio a mi ridícula obsesión por tratar de renunciar a cosas que claramente, y me consta, no puedo.